14 jul 2011

Cristal

-¿Qué suena?
-No te preocupes, no estás tan loco como para inventarlo.
-¿Pero si estás encerrado?
-Encerrado, dijiste, estoy seguro que llegaré a mi destino, eso es lo último que recuerdo saber.
-Tú sabes lo que quieres, mira bien, son paredes, es un vidrio nítido, pero por las manchas lo diferencio del vacío. Tú estás encerrado conmigo, deberías sentir el mismo miedo.
-Conmigo? graciosa palabra.
-Ya deberías dejar tus sarcasmos y ayudarme a pensar en la posibilidad de salir en este lugar.
-No podemos, no debemos saltar, saltar sería la muerte.
-Observa bien, mira al frente, esto de algo nos servirá.
-No lo creo, no está puesto al azar, está puesto para que lo veamos, para que nos preguntemos, para intentarlo, ellos quieren que vayamos por ahí... qué suena?
-No te preocupes.
-Pero si es música malsana, es la tranquilidad antes de la ejecución, es el filo de la guillotina.
-Ahora eres Hamlet.
-No, no, y no, pero no tengo un buen presentimiento de esto.
-¿Quién no? estamos encerrados y nos llevan a un lugar desconocido.
-Oye, recuerdas que guardé la daga por protección?
-Sí, no pensarás en...
-No, no por ahora, pero es una de las posibilidades.
-Rompe el vidrio.
-Sí, malditos sean esos sonidos, no puedo pensar bien.

Unos segundos, el vidrio cede, la cortada arde y no parece profunda, el aire sentencia el miedo, la caída es larga y los segundos son largos, siempre el maldito sonido, repitente. Muchos se acercan al cuerpo, uno de ellos susurra "Todo esto por música de ascensor". La guillotina ha caído.

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